COVID-19: ¿Qué podemos aprender de países exitosos en el manejo de la pandemia?

Nov 30 / Raúl Garza
A 181 días de la llamada nueva normalidad, el número de contagios por coronavirus en México sigue en aumento. El vocero federal de la pandemia, Hugo López-Gatell, ha explicado que la COVID-19 tiene un comportamiento epidemiológico que la hace muy poco susceptible de ser eliminada, por lo que habría que esperar más una estabilización, que una erradicación de la enfermedad.

No obstante, regiones en el mundo como Nueva Zelanda, África y Asia son consideradas por los epidemiólogos como historias de éxito, pues han logrado detener la transmisión del patógeno en tiempos muy cortos. Por ello, podríamos preguntarnos ¿qué podemos aprender de sus modelos de contención?

Nueva Zelanda y el sistema de contención temprano

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, sofocó en dos ocasiones el brote viral durante los meses de junio y octubre, ocasiones en las que se declaró al país como libre de COVID-19. Hasta la fecha se han registrado solo 2 mil casos confirmados y 25 muertes relacionadas con la enfermedad; datos impresionantes si se tiene en mente que la población de Nueva Zelanda es de 5 millones de personas. 

Pero ¿a qué se debe su éxito? Para los epidemiólogos, las notables cifras del país oceánico responden principalmente a la imposición de medidas extremadamente estrictas en una etapa comparativamente temprana de la pandemia. Nueva Zelanda arrancó su sistema de contención en febrero del año en curso, luego de que las autoridades de aquel país tuvieran acceso a reportes sobre el brote de una nueva cepa de coronavirus en China. 

A pesar del aislamiento geográfico de aquel país, los expertos advirtieron que se experimentaría una crisis hospitalaria si las autoridades gubernamentales no preparaban sus nosocomios con antelación, por lo que así lo hicieron y, de manera simultánea, comenzaron a instituir políticas de control fronterizo para retrasar la llegada del SARS-CoV-2

Nueva Zelanda cerró sus fronteras a mediados de marzo y prohibió la entrada de turistas. Poco después, las autoridades declararon estado de emergencia y se impuso un confinamiento de una semana; uno de los más duros del mundo. Incluso ahora, brotes más pequeños conducen a la imposición de toques de queda, pero los nuevos contagios se han mantenido a raya y no han sobrepasado los 50. 
El aislamiento implementado en el país oceánico es difícil de imaginar en México en términos políticos y geográficos, pues Nueva Zelanda es una región pequeña y remota constituida por dos islas en el suroeste del océano Pacífico, mientras que el país azteca se localiza en el corazón del continente americano, donde comparte fronteras terrestres y marítimas con más de ocho países. 

Asimismo, la estructura federal mexicana con sus 32 estados también hace que sea difícil imponer medidas rápidas y uniformes en todo el país. 

Nueva Zelanda, al igual que muchos otros países, está pagando las consecuencias económicas que implicó haber sellado la región y congelado las actividades comerciales. De igual forma, las cifras de desempleo van en aumento, un factor que está golpeando con la misma fuerza a México.

A pesar de las diferencias entre Nueva Zelanda y México, la transparencia y el flujo constante de información por parte de las autoridades gubernamentales son algunas de las semejanzas entre estos países. Jacinda Ardern utilizó las redes sociales para transmitir sesiones informativas diarias sobre la emergencia sanitaria, como Gatell lo ha venido haciendo con sus conferencias vespertinas. 

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África, en contra de todo pronóstico

En abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el número de infecciones por coronavirus en África podría dispararse y alcanzar los 10 millones de casos en cuestión de meses. No obstante, ese pronóstico no se cumplió.

Hasta ahora, los epidemiólogos todavía están tratando de entender por qué tantos países africanos se han mantenido muy por debajo de las estimaciones proyectadas. Alrededor del diecisiete por ciento de la población mundial vive en África, pero el continente solo representa el 3.4 por ciento de los casos registrados en todo el mundo y, con respecto al número de muertes, la proporción es casi idéntica.

Es probable que los países africanos tengan un número mucho mayor de casos de coronavirus no reportados porque se están realizando menos pruebas que en otras partes del mundo, sin embargo, los expertos destacan que no ha habido un aumento significativo en la tasa de mortalidad.

Factor demográfico en África

¿Por qué la pandemia no ha golpeado al continente africano como se esperaba? La hipótesis de algunos epidemiólogos es que la demografía está jugando un papel fundamental.

África es el continente con mayor número de jóvenes del mundo. La edad promedio de la población es de 18 años en comparación con los 30 de México. 

Aunque las personas jóvenes no son inmunes al coronavirus, sí tienden a presentar cuadros sintomáticos menos graves vinculados con la COVID-19. Además, a menudo se pasa más tiempo al aire libre y en las zonas rurales poco habitadas las tasas de transmisión son más bajas. 

Los investigadores han encontrado indicios de que los factores genéticos podrían explicar una respuesta diferente a la enfermedad y, por otro lado, señalaron que en el continente existe una mayor incidencia de cuadros diarreicos, malaria, sarampión y parásitos, lo cual podría implicar una respuesta inmune más agresiva a las infecciones. 

Para el caso mexicano, los factores antes mencionados no ofrecen respuestas en el corto plazo para hacerle frente a la emergencia sanitaria. 

Lecciones que dejó el brote de Ébola

Peter Klimek, experto en Ciencia de Datos de la Universidad Médica de Viena en Austria, explicó que los países africanos se prepararon muy bien para la pandemia debido a que ya han experimentado eventos similares en ocasiones pasadas, en referencia a los brotes epidémicos del Ébola.

Basándose en su experiencia previa con la epidemia de Ébola, muchos países impusieron medidas de prevención, específicamente de movilidad interregional, como la medición de temperatura en las fronteras para impedir el paso de personas enfermas. 

Muchos estados africanos como Nigeria también impusieron bloqueos más estrictos y en fases muy tempranas del brote. En términos de medidas preventivas y de contención, los epidemiólogos han manifestado que vale la pena echar un vistazo más de cerca al continente africano.

Asia y el uso de cubrebocas

De acuerdo con las cifras oficiales de contagios y muertes relacionadas con la COVID-19, Taiwán, Japón, China, Singapur, Tailandia y Vietnam son algunos de los países asiáticos que han logrado controlar la pandemia de coronavirus de manera rápida y eficaz. 

Las medidas de contención implementadas en esas regiones, tan divergentes a las propuestas en otras partes del globo, solo se vieron posibilitadas gracias a los sistemas de gobierno y a las condiciones geográficas propias de aquella zona. 

Cabe recordar que a principios de enero, el régimen autocrático de China selló completamente la ciudad de Wuhan, el epicentro de la epidemia en aquel entonces, y la vida en el resto del país se detuvo en gran medida. 

Aunque en un principio se acusó al gobierno de Xi Jinping de secretismo en torno al brote epidémico, parece ser que China sí logró contener la propagación del patógeno, pues durante los últimos meses el número de nuevos casos de coronavirus se ha mantenido dentro de los dos dígitos. 

En el caso de Japón, donde el gobierno impuso restricciones a las actividades sociales y económicas desde el principio del brote, los epidemiólogos han dicho que su éxito está relacionado con el control de los clusters de infecciones para evitar lo que se conoce como ‘eventos de supercontagio’; una medida que se tomó debido a que el país no contaba con la capacidad para producir y realizar pruebas masivas.

De igual forma, los expertos han destacado la voluntad de su población de observar medidas preventivas incluso cuando estas no eran obligatorias. 

Otro factor de suma importancia implementado en el continente asiático es que su población no muestra rechazo al uso de cubrebocas, como sí ocurre en un sinnúmero de países occidentales, que no han sufrido escenarios como el que viven ahora.

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